Las dos compañías comenzaron a mostrar que veremos en la nueva generación de consolas.
Con la presentación de Xbox el 23 de julio, y su inmediata e inevitable comparación con la presentación de Sony del 11 de junio, finalmente se comienza a vislumbrar un panorama claro de las estrategias divergentes para la próxima generación de consolas.
El show de Sony, con un énfasis en la presentación del dispositivo PS5, buscó evidenciar la tecnología de punta utilizada en el disco rígido. Los juegos, con un fuerte apoyo en publicadores japoneses, apuntaron a diversificar el tipo de experiencias que se encontrarán en la consola. Sin por ello dejar de mostrar algunos de los títulos propios de la compañía, como el Ratchet and Clack: Rift Apart y el Spider-Man Miles Morales que han sido el bastión de la empresa para la venta de consolas. Los trailers, con una edición casi perfecta e inmaculada, muestran un claro adelanto gráfico. La estrategia de Sony, que consiste en marcar un salto generacional en software y hardware, se vio plasmada en lo que fue exhibido. Sin embargo, se hizo evidente la falta de una gran sorpresa como aquellas a las cuales la firma japonesa suele acostumbrar a los fans. Los estados inmaculados de lo exhibido y la falta de claridad sobre fechas de lanzamiento, en ocasiones títulos concretos de los juegos, o especificidades sobre resolución, framerates y otras características dejan lugar a duda. No sería la primera vez que el material promocional no concuerda con la entrega real.
El show de Xbox, con un énfasis los servicios que acompañarán a la Xbox Series X, buscó evidenciar la diversidad de títulos, experiencias y lanzamientos que los fans podrán esperar de los estudios asociados a la X. Los juegos, en su inmensa mayoría del publicador de las ventanas, intentaron acallar la herida abierta de la compañía durante toda la generación. Los títulos más esperados llegaron, como el Halo: Infinte y el Fable, pero no con el estruendo, bombos y platillos esperados. Los ojos se desviaron hacia títulos inesperados que se mostraron más interesantes o vistosos. Los trailers, en algunos casos, dejaron dudas sobre el aprovechamiento total de la capacidad gráfica de la Series X, al mismo tiempo que reconfirmaron el enorme valor del servicio de Gamepass. La estrategia de Xbox, que consiste en múltiples dispositivos para acceso a las versiones correspondientes de los juegos, se vio plasmada en lo exhibido. La conferencia cumplió con sus promesas, pero le faltó ese momento que dice claramente y más allá de toda duda “esto es la nueva generación de consolas”. Los trailers, mezcla de gameplay de juegos en desarrollo con imperfecciones gráficas, animación por computadora con logos, y trailers hermosos sin fechas de lanzamiento dejan su sombra y obscurecen el panorama.
¿El talón de Aquiles de ambas compañías? El formato de stream. Ambas presentaciones cobran una nueva vida al ser vistas en 4K y a 60 cuadros por segundo (framespersecond, coloquialmente referido como Framerate). Sin embargo, la primera impresión de la la mayoría de los fanáticos que estarán el primer día comprando sus consolas serán esos streams en vivo a 1080p, con artefactos en la reproducción y framerates variables. La sobre promesa del poder de los Teraflops, la velocidad de los SSD (Solid State Drive), o el poder de los procesadores ha dejado a ambas compañías frente a unas expectativas difíciles de alcanzar o cumplir. Más aún en el contexto de pandemia.
¿El ganador? Los jugadores, que recibirán una nueva generación de consolas con dos empresas compitiendo cada vez más por su atención. Y por supuesto, EPIC Games. El estudio de desarrollo detrás del Unreal Engine V sigue festejando que nada de lo exhibido en las conferencias de Sony y Xbox siquiera parece tocar los talones de su próximo motor gráfico. El futuro le promete a esta empresa un inmenso apoyo por parte de desarrolladores.
Se espera una segunda ronda de competencia entre los pesos pesados en agosto, donde finalmente anunciarán los precios de los dispositivos, como así también se posicionarán competitivamente para la entrada en la próxima generación de consolas. ¿El mejor escenario para los jugadores? La competencia entre los gigantes por nuestro consumo.
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